
¡Hola! Lo primero, mil disculpas por no haber actualizado el blog este mes, prometo venir cargada de entradas el próximo. Y lo segundo, acá les dejo los primeros capítulos traducidos de Until Friday Night ¡espero que los disfruten!
CAPÍTULO 1 - ¿NO ES
DULCE?
MAGGIE
Esto no era
mi hogar. Nada lo sería de nuevo. Además
yo no quería un hogar; eran recuerdos muy dolorosos los que venían con
esa palabra.
Yo sabía
que mi tía Coralee y mi tío Boone me estaban viendo detenidamente mientras me
llevaban por toda la casa, querían que me gustara este lugar, había cierta
esperanza en sus ojos. Yo no recordaba cómo se sentía la esperanza. Ha pasado
mucho tiempo desde que tuve esperanza por algo.
—Te dimos
la habitación de arriba, la pinté de un lindo azul-algodón de azúcar —me informó la tía Coralee cautelosamente—, recordé que te gustaba el azul.
Es verdad
que me gustaba el azul hace unas cuantas navidades. Hasta use todo azul un año.
Sin embargo, ahora no era necesariamente una fan de ese color…
Seguí a mis
tíos por las escalas. Las fotos cubriendo la pared hicieron que girara la
cabeza y mirara hacia adelante, también había tenido de esas una vez. Fotos que
mi madre orgullosamente exhibía en las paredes de nuestra casa, pero esas fotos
habían sido mentiras. Las sonrisas nunca eran reales.
—Aquí
es —anunció la tía Coralee cuando se detuvo en
medio del pasillo y abrió la puerta de una gran habitación. Aparte de las
paredes azules, todo lo demás era blanco.
Me gustaba.
Si no estuviera asustada de mi propia voz, le diría gracias. En lugar de eso,
deje mi mochila, me gire y la abrace. Eso sería suficiente.
—Bueno,
ciertamente espero que te guste mi cuarto.
—Una profunda voz
arrastró las palabras desde la puerta.
—Brady, no —dijo el tío Boone en un tono severo.
—¿Qué? Solo
estaba siendo bueno —contestó
él—, un poco…
Yo solo
recordaba un poco de mi primo Brady. Él nunca jugaba conmigo en las reuniones
familiares, estaba siempre corriendo con uno de los amigos que traía con él.
Ahora
estaba apoyándose en el marco de la puerta de la habitación, con su cabello
castaño cayendo en sus ojos y una sonrisa en la cara. No parecía feliz. Ay
Dios, ¿me habían dado su cuarto? Eso no podría ser bueno. No quería tenerlo.
—Brady solo
está siendo malcriado —explicó
la tía Coralee—. está
perfectamente feliz yéndose a la habitación del ático. Ha estado molestándonos
por dos años para que arreglemos ese espacio para él, así tiene un lugar más
privado.
Una gran
mano se posó en mi hombro cuando el tío Boone se paró a mi lado. —Hijo, recuerdas a Maggie —dijo en una voz que no dejó espacio
para discusión.
Brady
estaba mirándome fijamente. Al principio parecía molesto, pero su mirada de
repente se suavizo en algo que se semejaba a preocupación. —Sí, la recuerdo.
El tío
Boone continuó—: Necesitarás
mostrarle la escuela el lunes. Ustedes están en el mismo grado y nos aseguramos
de que la pusieran en varias de tus clases, así podrías ayudarla. —Tenía la impresión de que Brady ya
sabía todo esto. La información era para mí.
Brady
suspiró y sacudió la cabeza. —Ustedes ni siquiera saben —murmuró antes de alejarse.
—Lo siento
por él —dijo la tía
Coralee—. Se ha vuelto
muy temperamental y no sabemos qué hacer con él la mitad del tiempo.
Aun si yo
hablara, no tenía una respuesta para eso.
Ella apretó
mi brazo. —Dejaremos
que te instales. Desempaca y descansa si lo necesitas. Si quieres compañía,
estaré en la cocina, preparando la cena. Eres bienvenida a ir a cualquier parte
que quieras en la casa, siéntete como en casa.
Ahí estaba
esa palabra otra vez: casa.
Mis tíos me
dejaron sola, finalmente, y se fueron por el pasillo. Me pare en el bonito
cuarto azul y me di cuenta, para gran sorpresa mía, que ya me sentía segura.
Había pensado que la comodidad de la seguridad se había ido para mí.
—Así que,
¿realmente no hablas? —La
voz de Brady llenó la habitación y yo me di la vuelta para ver a mi primo de
nuevo en la puerta.
Yo
realmente no quería disgustarle o molestarlo por estar aquí, pero no estaba
segura de cómo convencerlo de que me mantendría alejada, que no lo molestaría o
cambiaría su vida.
—Mierda, esto
no va a ser fácil. Eres… —se detuvo y dejó escapar una risa que no sonó real—. Esto va a ser peor de lo que pensé,
al menos podrías haberme ayudado y lucir fea.
¿Perdón?
Brady frunció el ceño —Sólo no llames la atención. Mi mamá finalmente
consiguió la hija que siempre quiso, pero eso no hará esta mierda más fácil
para mí. Tengo una vida, lo sabes.
Simplemente asentí. Estaba segura de que tenía
una vida. Él era alto, tenía cabello oscuro y brillantes ojos de color
avellana, y sus amplios hombros insinuado los músculos debajo de su camiseta.
No dudaba que las chicas lo amaban.
No tenía ninguna intensión de meterme en su
camino, pero podía notar como mi llegada a su casa y tomar su cuarto haría que
parezca lo contrario. Y ahora sus padres también me tenían en sus clases.
Me gustaría demostrarle que no tenía nada de qué
preocuparse. Cogí mi mochila de nuevo para sacar la libreta y bolígrafo que
siempre llevaba conmigo.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó, claramente confundido.
Escribí rápidamente: Prometo que no me meteré en tu camino. No espero que me ayudes en la
escuela, sólo deja que tus padres crean que lo haces y estaré bien con eso.
Siento haber tomado tu habitación; podemos cambiar, si así lo quieres.
Le entregué el bloc de notas a Brady y deje que
leyera. Cuando terminó, suspiró profundamente y me devolvió el bloc.
—Puedes quedarte con la habitación, mamá tiene
razón, me gusta el ático. Sólo estaba siendo un idiota. Crees que no me
necesitarás en la escuela, pero lo harás. No puedes evitarlo.
Me quedé parada en la puerta mientras él bajaba
a la cocina. Había comenzado a cerrar la puerta cuando escuché la voz de Brady
viajar por las escalas.
—¿Qué hay para cenar? —preguntó.
—Espaguetis de pollo. Pensé que podrían gustarle
a Maggie, desde que son tus favoritos —contestó la
tía Coralee. Después, bajando un poco la voz—: Espero que te tomes el tiempo de conocerla.
—Acabo de hablar con ella. Ella, amm, me
escribió —contestó.
—¿Y? ¿No es dulce? —Sonó muy sincera.
—Claro, Mamá. Es realmente dulce.
Pero Brady no sonó muy convencido.
CAPÍTULO 2 – DIJE QUE
TE FUERAS.
WEST
Estar borracho. Ese era mi objetivo principal esta noche.
Cerrando la puerta de mi camioneta, me dirigí hacia el campo
en el que ya se podía escuchar la música a todo volumen y ver la fogata iluminando
la oscuridad. Era la última noche del viernes antes de que el fútbol se
convirtiera en nuestras vidas por los próximos tres meses. Todos celebrarían.
Las parejas ligaban en la parte trasera de las camionetas, todos llevaban un
vaso rojo lleno de cerveza en sus manos y habría al menos una pelea por una
chica antes de que acabara la noche. Era el final de nuestro verano y el
comienzo de nuestro último año.
Pero iba a necesitar una cerveza o seis para celebrar. Ver a
mi padre vomitar sangre y a mi madre limpiar su frente con miedo en sus ojos –había
sido malditamente mucho. Debería haberme quedado en casa, pero no me atreví a
hacerlo. Cada vez que se enfermaba, el niño dentro de mí salía y odiaba esa
sensación.
Amaba a mi padre. Había sido mi héroe toda mi vida. ¿Cómo
diablos se supone que debía perderlo?
Sacudiendo la cabeza, pasé mis dedos por mi cabello y tire
con fuerza, quería sentir algo de dolor ahora
mismo, cualquier cosa que adormeciera la realidad de mi vida. Estaba listo
para el campo de fútbol, el próximo viernes en la noche estaría de vuelta en
mis hombreras y casco.
Mi teléfono comenzó a vibrar y lo saque de mi bolsillo. Cada
vez que sonaba y yo no estaba en casa, el terror se apoderaba de mí con tanta
fuerza, que me sentía enfermo. Fue un alivio ver que era Raleigh, el nombre de
mi novia. No era mamá. Nada estaba mal. Papá estaba todavía seguro en su casa.
—Hola —dije, preguntándome por qué me estaba llamando. Ella
sabía que me dirigía a la fiesta de campo.
—¿Vienes a buscarme? —preguntó, sonando enfadada.
—No me pidas que vaya a buscarte. Ya estoy en la fiesta.
—¿Hablas en serio? ¡No iré si no vienes por mí, West! —Ella
estaba enojada. Pero Raleigh normalmente estaba enojada conmigo por algo.
—Entonces supongo que te veré más tarde. No estoy de humor
para esto esta noche, Ray.
Raleigh no tenía ni idea sobre mi papá. Él no quería que la
gente supiera cuán enfermo estaba. Hemos mantenido la boca cerrada y desde que el
hospital local no fue suficiente para tratar el cáncer de colon avanzado, lo
llevamos al hospital a una hora en Nashville. Por lo general, no se podía
mantener mierda como esta en secreto en un pueblo pequeño, pero lo hicimos en
su mayoría. Hizo más fácil que mi mamá no tuviera muchos amigos en Lawton,
nunca los tuvo.
Cuando era niño no lo entendía, pero ahora lo hago. Mi padre
había sido el chico de oro en la escuela secundaria. Él fue quien llevo a
Lawton a la fama después de jugar fútbol en la Universidad de Alabama y luego
iría a jugar para los New Orleans Saints. Mientras que mi madre, era una princesa
total –su padre prácticamente poseía la mayor parte de Louisiana– y mi padre se
había enamorado de ella.
Pero justo después mi padre se dañó la rodilla, matando su
carrera con los Saints, se enteró de que tenía a su novia embarazada. Se casó
con ella en contra de los deseos de su familia y la trajo de vuelta aquí a
Alabama. El pueblo lo veía como: Él había sido su héroe y ella se los robó a
ellos. Diecisiete años más tarde y ellos aún mantienen la distancia. Pero mamá
no parecía importarle. Amaba a mi padre. Él y yo, éramos su mundo. Y eso era
todo para ella.
—¿Me estás escuchando? —El chillido agudo de Raleigh me sacó
de mis pensamientos.
Raleigh y yo éramos una especie particular de pareja: Le
gustaba estar en mi brazo y me gustaba la forma en que su cuerpo se veía. No
había amor o confianza entre nosotros. Habíamos estado saliendo durante más de
un año y ella era fácil para mantener a distancia. Y ahora eso es todo lo que
quería por el momento.
—Escucha, Ray, me está dando un dolor de cabeza. Necesito descansar.
Tomemos un descanso y hablaremos la semana que viene, ¿sí? —No esperé a que
respondiera y colgué. Ya sabía que iba a estar gritando y amenazando acerca de
cómo iría a acostarse con uno de mis amigos. Ya he escuchado todo eso antes.
Simplemente no me importaba.
Cogí el ritmo y me dirigí por la hierba, entre los árboles
al campo abierto, donde las fiestas siempre se llevaban a cabo. El campo pertenecía
al abuelo de Ryker y Nash Lee. Son primos y ambos juegan en el equipo. Su
abuelo había dejado a la gente usar este campo para las fiestas dado que sus
hijos habían estado en la escuela secundaria. Estaba justo en las afueras de
los límites del pueblo y la casa de su abuelo era lo más cercano a nosotros. E
incluso eso era una buena milla de distancia. Podríamos hacer un montón de
ruido y no preocuparnos por vecinos entrometidos viendo todos nuestros
movimientos.
Recorrí el campo y encontré a Brady Higgens, mi mejor amigo
desde la escuela primaria. Él ha estado pasándome el balón desde que estamos en
Pop Warner[1]. El mejor mariscal de campo en el estado y él lo sabía.
Brady levantó una cerveza a modo de saludo al verme que iba
hacia él. Estaba sentado en la puerta trasera de su camioneta, que había
conducido hasta aquí, así podíamos usar la radio en la parte posterior para
reproducir música. Ivy Hollis estaba metida entre las piernas de Brady. No era
inesperado. Habían estado juntos mucho este verano. Ivy era la líder de las
porristas que decidió reclamar a Brady ahora que su ex novia se había graduado
y trasladado al otro lado del país.
—Era tiempo de que aparecieras —dijo Brady con una sonrisa, lanzándome una
lata de cerveza. Él rara vez bebía. No era que estuviera contra ella, pero
estaba decidido a jugar en la Universidad de Alabama el próximo año. Había
tenido demasiado –una vez. Ahora yo estaba haciendo lo del día a día, orando a
Dios que mi papá no nos dejara.
La cerveza se había convertido en una muleta para mí en
estas fiestas de campo. La ansiedad de la casa estaba encima de mí y lo sabía.
Necesitaba adormecer mi mente.
Estoy bastante seguro que Brady pensó que algo sucedía y
quería decirle. De todas las mujeres del pueblo, su mamá era la única que siempre
era amable con mi madre. Ella nos había invitado a cenar muchas veces a lo
largo de los años. Nos llevaba pastel durante las vacaciones y siempre se
detuvo para hablar con mi madre en los juegos. Me preguntaba si mi madre había
confiado en Coralee.
—¿Dónde está Raleigh? —Preguntó Ivy.
La ignoré. El hecho de que ella estaba con Brady no
significaba que tenía que responder a sus preguntas entrometidas. Volví mi
atención a Gunner Lawton. Sí, el mismo maldito nombre que el pueblo. El
tatara-tatara-tatara-tatarabuelo del chico lo fundó. Eran dueños de todo. Sin
embargo, él era un infierno de receptor y por aquí era lo que más importaba.
—¿También estás solo esta noche? —Le pregunté mientras me sentaba
en el fardo de heno junto al camión.
Él se río entre dientes. —Tú sabes, sólo estoy tratando de
decidir a quién quiero —respondió con una sonrisa. Gunner tenía que hacer una
señal con el dedo y las chicas venían corriendo. Claro, él era odioso al
respecto, pero cuando eres más rico que Dios en un pueblo pequeño y una de las
estrellas del equipo de fútbol del instituto, tienes una gran cantidad de poder.
También a las chicas les gusta como luce.
—Hablaremos de fútbol —anunció Ryker Lee mientras entraba en
nuestro círculo y se sentaba en la puerta trasera junto a Brady e Ivy.
—Prefiero hablar el hecho de que te afeitaste el pelo —respondió
Brady con una sonrisa.
El año pasado Ryker estaba decidido a dejar crecer su pelo y
obtener rastas. Estuve sorprendido al ver que él se había cortado el pelo en el
primer día de práctica. Se había ido con su familia a visitar a su abuela en
Georgia, así que no lo había visto en las últimas semanas del verano.
—Me cansé de él. Voy a tener rastas cuando juegue
profesionalmente. Ahora mismo no necesito esa mierda —respondió pasándose su mano por la cabeza. Parecía que iba a
decir algo más, pero entonces se puso de pie para mirar hacia el campo y sonreír
como un idiota. —En realidad, que se joda el fútbol. Prefiero hablar sobre
quién es.
Seguí su mirada para ver un rostro que no reconocí. Ella
estaba de pie justo en las afueras de la fiesta cerca de las filas de árboles.
Cabello largo marrón oscuro colgaba en suaves ondas sobre los hombros y los más
bonitos ojos verdes que había visto alguna vez miraban en nuestra dirección.
Dejé que mi mirada se moviera hacia su boca para ver perfectos labios de color
rosa sin pintar.
Luego estaba su cuerpo. Santo infierno, hizo que un vestido
de verano se viera bien.
—No vayas allí —advirtió Brady. Quería mirarlo, para leer en
su rostro por qué estaba reclamando a la chica nueva cuando él tenía una
escondida entre sus piernas. Pero no podía dejar de mirarla. Parecía perdida. Y
estaba listo para ir a buscarla.
—¿Por qué, hermano? Ella es caliente como el infierno y
parece que me necesita —respondió Ryker.
—Ella es mi prima, idiota —cortó Brady.
¿Su prima? ¿Desde cuándo tenía una prima?
Desvíe mi mirada de la chica para mirar finalmente a Brady. —¿Cuándo
conseguiste una prima?
Rodó los ojos. —La has conocido. Años atrás, en una de mis
reuniones familiares de Navidad en Tennessee. Ella vive con nosotros ahora. No
lo hagas, ¿de acuerdo? Ella no es… tiene algunos problemas. No puede manejarte —dijo,
y luego volvió a mirar a Ryker para añadir—: o a ti.
—¡Puedo ayudar con los problemas! Soy malditamente genial en
eso —respondió Ryker con una gran sonrisa en su rostro.
No iba a decir lo mismo. Tenía mis propios problemas y
necesitaba un escape, no más mierda que tratar. Además, sus problemas no podían
ser tan malos como el mío. Ninguno podía.
Brady continuó. —Ella no habla. No puede. Sólo la traje esta
noche porque mi mamá me lo pidió. Le dije que podía permanecer conmigo, pero se
negó. Ella no está del todo allí, creo que no.
Miré hacia ella, pero se había ido. Así que, Brady tenía una
hermosa pero loca prima muda. Raro.
—Es una pena. Este año tenemos a una sola chica nueva que
vale la pena mirar pero es tu prima y muda —dijo Gunner antes de beber el resto
de su cerveza.
A Brady no le gustó el comentario, en absoluto. Lo pude ver
en su rostro.
Sin embargo, Gunner estaba en lo cierto. Habíamos tenido las
mismas chicas en este pueblo desde la primaria. Eran aburridas, superficiales,
y me había acostado con todas las atractivas. Ninguna fue una distracción.
Todas eran sólo una molestia como el infierno.
Gunner se puso de pie. —Iré
a conseguir otra cerveza —anunció, luego se alejó. Gunner era nuestra
seguridad por aquí. Si nosotros teníamos problemas con beber, su papá tendría
suficiente influencia ante la policía para no tener que lidiar con ellos. De
hecho, me preguntaba si ellos ya lo sabían y por eso nunca pasamos por algo
así.
Mi teléfono comenzó a sonar de nuevo, y mi estómago se apretó
automáticamente. Rápido lo saqué de mi bolsillo y vi el nombre de mi mamá en la
pantalla. Mierda.
Sin ninguna explicación a los chicos, yo sólo puse mi
cerveza en el suelo y me aleje antes de contestar.
—¿Mamá? ¿Todo bien?
—Oh sí. Sólo quería que supieras que te dejé un poco de
pollo frito en el horno para mantenerlo caliente. Además, si podías pasar por
el Walmart y traer un poco de leche en tu camino de regreso, eso sería genial.
Dejé escapar el aliento que había estado conteniendo. Papá
estaba bien. —Claro, sí, mamá. Llevaré la leche.
—¿Estarás afuera hasta tarde? —Preguntó y me di cuenta que
su voz sonó tensa. Hay algo que no me estaba diciendo. Papá debe estar enfermo
o herido.
—Yo, no, mmm, voy a estar en casa pronto —le aseguré.
Ella dejó escapar un suspiro de alivio. —Bien. Bueno,
conduce con cuidado. Usa el cinturón. Te amo.
—Yo también te amo, mamá.
Terminé la llamada justo cuando llegué a donde había
aparcado mi camioneta. Ya había estado caminando hacia fuera, listo para salir
antes de que ella preguntara si estaría en casa tarde. Todo estaba cada vez
peor. Papá era apenas capaz de levantarse de la cama. Los médicos de mierda no
podían hacer nada por él.
Mi pecho se apretó, y se hizo difícil respirar. Esto había
estado pasando cada vez más últimamente. Era como si todos mis temores consiguieran
agarrar mi garganta y apretar hasta que no podía respirar.
La ira comenzó a bombear a través de mis venas. ¡Maldita
sea, esto no era justo! Mi padre era un buen hombre. Él no se merecía esto.
Dios estaba allá arriba simplemente dejando que esta mierda suceda. Y mi dulce
mamá, necesitaba a mi papá. Ella no se merecía esto tampoco.
—¡Joder! —Rugí cuando estrellé ambas manos sobre el capó de
mi camioneta. Esta era la destrucción de nosotros y no podía decirle a nadie.
Lidiar con la simpatía de la gente que no tenía idea de cómo esto se sentía
sería más mierda que no necesitaba.
Un movimiento a la izquierda me llamó la atención, gire mi
cabeza para ver quién había sido testigo de mi crisis.
El vestido de verano fue lo primero que reconocí. Su cuerpo
curvilíneo lo llenó a la perfección.
Esa chica era tan afortunada de no poder hablar. No tenía
que fingir para cualquiera. Ella no tenía que decir que las cosas iban bien o
actuar de cierta manera.
Ella inclinó la cabeza hacia un lado, como si me estuviera estudiando,
decidiendo si yo era peligroso o si necesitaba ayuda. Todo ese hermoso cabello
y esos labios llenos sin duda ayudarían. Ayudarme a olvidar por un momento.
Olvidarse del infierno que mi vida se había convertido.
Me alejé de mi camioneta y me acerqué a ella. Casi esperaba
que corriera. No lo hizo.
Aspiré con fuerza. La presión en mi garganta había
disminuido un poco. —¿Te gusta lo que ves? —me burlé, esperando que corriera
lejos de mí. No se merecía esto; usarla para aliviar mi dolor no estaba bien. Yo
estaba enojado y no podía controlar mis emociones. Permanecían en carne viva
todo el tiempo. Al igual que todos en mi camino, ella era alguien a quien yo
estaba empujando lejos por su seguridad.
Ella no respondió, pero había una claridad en sus ojos. No
estaban apagados como dijo Brady –se podía ver ese tipo de cosas en los ojos de
una persona. Pero sus ojos, eran casi demasiado intensos. Demasiado astutos.
—¿Sólo vas a mirarme como si quisieras una probada y no
hablar? Algo grosero.
Mi propia maldad me hizo estremecer en el interior. Mi mamá
se avergonzaría de mí. Sin embargo, esta chica no hizo nada más que parpadear.
No dio marcha atrás y no hizo un sonido. Brady no había estado bromeando con
nosotros en una cosa: Ella realmente no habla.
Pero incluso sin hablar, era evidente que no le interesaba.
No estaba acostumbrado a eso. No estaba acostumbrado a chicas que no me quieren
besar.
Me detuve frente a ella y tome su rostro en una de mis
manos. Dios, aquel rostro era otra cosa. Tuve que tocarla para ver si era real.
La perfección parecía casi imposible. Todo el mundo tenía defectos físicos.
Quería encontrar los suyos.
Usé mi pulgar para rozar su labio inferior. Ella no llevaba lápiz
labial. No lo necesitaba, esos labios ya estaban bastante rosados.
—Ahora es tiempo que te vayas —le advertí, a pesar de que
debería ser yo el que se aleje.
Se quedó en donde estaba, mirándome. Valientemente. Sin
inmutarse. Estaba nerviosa, la única cosa que la delataba era el pulso en el
cuello. Pero estaba o demasiado asustada o demasiado curiosa para moverse.
Di un paso más hasta que me presione contra ella y estuvo
apoyada contra el árbol. —Dije que te fueras, dulzura —le recordé justo antes
de bajar mi boca a la suya.
CAPÍTULO 3 – NO ME
IMPORTA, DULZURA.
MAGGIE
Estaba decidida a no ser un obstáculo para Brady. La noche
del viernes la tía Coralee lo forzó a llevarme a esa fiesta y la usé como una
oportunidad para mostrarle que no sería una molestia. Así que, me senté sola en
la oscuridad, lejos de todos. Cada treinta minutos más o menos iba a ver si
Brady seguía allí o si estaba buscándome, para luego volver a mi escondite.
Realmente esperaba que esto no fuese un evento cada fin de
semana. No quisiera pasar por eso cada vez que Brady vaya a una fiesta de
campo. Prefería quedarme en mi habitación y leer. Pasar el rato sola en un
campo oscuro no era exactamente mi manera favorita de pasar el tiempo. Aunque,
pasó algo que sin duda lo hizo menos… aburrido.
Pensar en el lugar junto al árbol hizo mis mejillas arder. Obtuve
mi primer beso de verdad, de un tipo que ni siquiera conocía. Él era tan alto
con pelo oscuro y rizado en las puntas. Su cara… Era como si Dios tomara todas
las características perfectas para el hombre y las pusiera juntas solo para
este chico.
Sin embargo, no fueron esas cosas las que me mantuvieron
allí luego de que él me dijera que me fuera. Habían sido sus ojos. Incluso en la oscuridad, vi una pesadez allí. Una pesadez
que nunca había visto en nadie excepto en mí misma.
Él le había dicho a su madre que la amaba en el teléfono.
Para luego colgar y maldecir mientras golpeaba su camioneta. Él no me asustaba.
Cualquiera que hablaba con su madre de esa manera no podía ser malo.
Pero estaba preocupada por él, así que me quedé aun cuando
me dijo que me fuera. Y luego él me besó. Había sido duro al principio, como si
tratara de lastimarme, pero después fue suave, y antes de darme cuenta,
agarraba a puñados su camiseta. Mis rodillas se debilitaron y no estaba segura
si realmente gemí o si sólo fue en mi cabeza. Esperaba que fuera en mi cabeza.
Considerando cómo repentinamente él se marchó, no quería haber realizado un
sonido. Y deseé no haberme agarrado a él.
Terminó tan repentinamente como había comenzado. No dijo una
palabra cuando se alejó de mí. No me miró. En su lugar, se giró, caminó hacia su camioneta y se fue. No tenía idea de quién era. Todo lo que sabía era
que era hermoso y encantador, también me había dado mi primer beso para
recordar.
Dos horas más tarde, cuando Brady finalmente decidió irse, me había encontrado dormida en el suelo bajo mi árbol. Estuvo molesto y
no dijo nada camino a casa. El beso pasó a un segundo plano mientras me
concentraba en cómo hacer que mi primo no me odiara.
El domingo, cuando Brady tenía planes para ir a nadar a casa
de algún amigo, la tía Coralee trató de enviarme con él. Pero le escribí una
nota diciéndole que mi período había comenzado y no me apetecía. Dejó quedarme
en casa.
Brady desapareció todo el día. Estuve segura de que él estaba
preocupado que al llegar a casa, ella trataría de imponer en él de nuevo.
Hoy empecé la escuela y mi tía le entregó una lista de
cosas-por-a-hacer por mí a Brady. Me sentí mal por él. Se notaba la frustración
en su cara. Así que le di una nota en cuanto llegamos allí.
Yo me encargo. Haz lo
que haces siempre, llegaré a clases. El hecho de no hablar, no significa que no
pueda moverme. Le diré a la tía Coralee que hiciste todo lo que decía. Pero no
quiero que vayas conmigo a todas partes. Quiero hacer esto sola.
No estuvo muy convencido, pero asintió con la cabeza y se fue,
dejándome en la entrada de la escuela.
Por suerte, la tía Coralee había informado en la oficina que
no hablo. Ellos estaban bien conmigo escribiendo todo lo necesitaba decir. Me
dieron mi horario y preguntaron dónde estaba Brady. Al parecer, la tía Coralee también
les dijo que Brady sería mi guía. Mentí y escribí que había ido al baño y que
nos encontraríamos en el pasillo.
Una pequeña parte de mí –está bien, una gran parte de mí– esperaba
ver al chico de la fiesta de campo. Quería verlo a la luz. Quería ver si estaba
bien. Y, esperaba que, tal vez quisiera verme.
Una vez que tuve las indicaciones hacia mi casillero, fui a buscarlo, sintiéndome realizada. En realidad descubrí que era otra cosa totalmente diferente. Con la gente llenando los pasillos, muchas de ellas en sus casilleros o delante de sus casilleros o besándose contra sus casilleros, no podía ver los números. Encontrar el 654 era básicamente imposible.
—¿Estás bien? —La voz de Brady llegó a mi espalda. Asentí,
no quería contarle que no estaba exactamente bien y que probablemente llegaría
tarde a clase.
—¿Dónde está tu casillero? —preguntó.
Pensé en cómo responder a eso y le pasé el papel con el
número de mi casillero.
—Ya lo pasaste —respondió, asintiendo con la cabeza por el
pasillo—. Vamos. Te mostrare.
No tenía tiempo para escribir una excusa. En lugar de eso
simplemente lo seguí. Él me iba a ayudar de todos modos y, si lo admitía a mí
misma, necesitaba su ayuda.
A diferencia de cuando caminé por el pasillo, luchando a través
de los cuerpos, todo el mundo creó un camino para Brady. Era como si él fuera Moisés
y éste el Mar Rojo.
—Muevan su reunión de besos sobre 12 centímetros. Maggie no
puede usar su maldito casillero —dijo Brady a una pareja que estaba a media-sesión-de-manoseo.
—¿Quién es Maggie? —preguntó la chica, volviéndose a
mirarme. Ella tenía grandes ojos marrones y una tez aceitunada. Era aún más
sorprendente su largo cabello negro.
—Mi prima —respondió en tono molesto Brady.
—¿Tienes una prima? —preguntó, sorprendida. Las manos del
chico, que habían estado previamente en el trasero de la chica se trasladaron a
sus caderas y quedaron allí. Antes de que pudiera ver el rostro del chico,
Brady dio un paso atrás y sostuvo mi casillero abierto para mí.
—Ahí tienes. Voy a estar alrededor si me necesitas de nuevo.
—Entonces me dejó allí y se marchó.
No hice contacto visual siquiera miré a la pareja a mi lado.
La chica se rió, luego escuché el susurro del chico para ella –algo que no me
perdí fue la palabra muda. Al
parecer, Brady había dicho a las personas que era muda. Supongo que al menos no
tendría a nadie tratando de hablar conmigo.
—¿Ella no habla? —susurró la chica en respuesta, lo
suficientemente fuerte como para que yo escuchara.
Rápidamente puse mis libros en mi casillero antes de
cerrarlo, asegurándome de mantener mi libro de texto y cuaderno para la primera
clase. Decidí no mirar a la pareja, mantuve mi cabeza hacia abajo. Mi mirada se
posó en las manos del chico, ahora agarrando el trasero de la chica de nuevo.
Supongo que esto era algo que iba a tener que acostumbrarme.
Me acerqué al pasillo sin levantar la vista y un cuerpo duro
me golpeó de lado, tirándome hacia atrás.
—Mierda, lo siento —dijo una voz masculina, cuando choqué
con la pareja que se daba el lote. Genial.
—¿Estás bien? —preguntó el chico que chocó conmigo.
Levanté la mirada para ver los par de ojos azules más claros
que he visto, en contraste con una piel color moca. La combinación fue sin duda
sorprendente, pero, por desgracia, no era mi chico misterio.
—¡Cuidado! —espetó la chica detrás de mí, empujándome lejos
de ella.
El libro de texto y cuaderno en mis manos cayeron al suelo,
causando aún más de una escena. No me gusta llamar la atención, pero eso parece
ser todo lo que podía hacer.
—Jesús, Raleigh, tropecé con ella. Cálmate de una puñetera
vez —dijo el chico mientras se agachaba para recoger mis libros. Observé
fascinada sus grandes músculos bien definidos que aparecieron desde su camisa ajustada
de manga corta.
Raleigh se rió, pero sonaba más como un cacareo malvado que
cualquier cosa. —Ella es muda, Nash. Y es la prima de Brady. Así que puedes
parar con lo caballeroso. Ella no es tu tipo.
Entonces, detrás de mí:
—No seas una perra, nena.
Esa voz. Me
congelé. Conocía la voz. No… no dejes que lo sea.
—¿Brady tiene una prima? —preguntó Nash mientras se
levantaba y me pasaba mis libros.
Tenía miedo de girar y mirar. Quizás me equivocaba. El tipo
besando a la chica a mi lado no podía
ser el chico que me besó la noche del viernes. El chico que me dio un beso
había sido agradable con su madre. ¿Puede un buen chico así besar a otra chica
cuando él ya tenía novia? ¿No era en el fondo un buen chico? Me había
convencido a mí misma de eso todo el fin de semana, mientras que, repetía
nuestro beso una y otra vez.
Traté de no demostrar lo afectada que estaba cuando tomé mis
libros de Nash y los coloqué contra mi pecho.
—Sí, tiene. Sorpresa, sorpresa. —Esa voz de nuevo. Era él. Oh Dios... era realmente él.
No quería mirar a nadie, así que miré mis libros. Sabía que
mis mejillas estaban de color rosa. Quería estar sola y superar esta sorpresa
en privado.
Mi chico misterioso continuó:
—Ella es para admirar, pero ha dicho Brady que está
completamente fuera del alcance. Así que, Ray tiene razón. Olvídalo ya. Yo
lo hice.
Pero él no se había mantenido lejos. ¿Él sabía que Brady
me dejó fuera de alcance cuando me besó? ¿Era por eso que estaba actuando ahora
como si no me conociera en absoluto? ¡Que idiota! Dejé que me besara. ¿Qué
había estado pensando? Normalmente no era débil sólo porque un chico tenía una
cara bonita. Mi padre también tenía una cara bonita y ni una vez mi madre había
logrado confiar en él. Yo era más inteligente que esto. Fue un error que no
haría de nuevo.
—¿Qué se supone que significa 'Yo lo hice'? —Raleigh levantó
la voz y empujó lejos al chico. Me corrí de su camino.
—Es para admirar. Como he dicho —repitió.
Él estaba siendo cruel con ella a propósito y me usó para
hacerlo. Odiaba la crueldad y el comportamiento despiadado. La ira hervía en
mí. Momentos como estos, quería hablar. No, ¡quería gritar! Pero no lo haría.
Mi cara estaba caliente de la vergüenza, la furia y
decepción. Deseé que Brady me hubiera esperado. No sabía en qué dirección ir, y
sacar mi mapa escolar en medio de esto parecía imposible. Yo temblaba. Miré por
el pasillo en ambas direcciones, tratando de decidir la mejor ruta de escape.
—¡Ella es muda! —gritó la chica, luego soltó un gruñido
enojado—. No sé por qué te tolero. Podría tener a cualquiera. Cualquiera, West. ¿Te das cuenta de eso?
West. Su nombre
era West. Una chica necesitaba saber el nombre de su primer beso, pero ojalá no
lo supiese. Quería borrar por completo de mi memoria a él y esa noche.
—No podrías tenerme.
No hago locuras —respondió Nash. Me guiñó el ojo cuando alcé la vista, había
una amistad fácil en sus ojos. Nada como lo que vi en los de West. ¿Por qué no
podía haber sido él mi primer beso?
West se rió de la respuesta de Nash.
—No me gustas —bufó la chica—. Mi papá me deja salir sólo con
chicos blancos.
Me tensé. ¿Realmente ella acaba de decir eso? Nash no era blanco, pero tampoco era negro. Él era de un lindo color.
—Awww, eso es una pena —respondió Nash, obviamente divertido—.
Supongo que tu papi aún no supera que su novia blanca se casó con un hombre
negro. Han pasado años, Raleigh. Él realmente debe seguir adelante. Mi mamá seguro
lo hizo.
Está bien, guau. Los pueblos pequeños eran realmente muy
pequeños.
Nash volvió a mirarme —¿Necesitas ayuda para encontrar tu
primera clase? —preguntó.
Pero Raleigh no iba a dejarlo ir. —¿Vas a permitir que me
hable de esa manera? —le preguntó a West.
—Tú empezaste. Él sólo termino —respondió West.
—¡He terminado,
West! —ella gritó, entonces salió corriendo.
Todo lo que quería era llegar a mi clase. Cogí el mapa que
había puesto en mi bolsillo y lo desdoble para averiguar dónde se suponía que tenía
que estar. Olvide mis manos temblorosas. Quería alejarme de esto
inmediatamente. Estar lejos de West.
—¿Qué clase tienes primero? —me preguntó Nash.
—Ella no habla. Raleigh no estaba mintiéndote —dijo West
detrás de mí.
Realmente no quería mirar hacia cualquiera de ellos, pero no
pude evitarlo. Miré hacia West; Tenía que estar segura, la voz era la misma,
pero quería ver su rostro. En el fondo, seguía aferrándome a una pequeña
esperanza que el chico que me había besado era mejor que este de pie detrás de
mí.
Por desgracia, en la luz era aún más perfecto que en la
oscuridad. Moví mi cabeza de nuevo a mi mapa antes que me atrapara mirándolo.
Lo odiaba. Odiaba a cualquiera que trataba a otros como si sus sentimientos no
importaran.
—¿Naciste de esta manera? —me preguntó Nash. Deseaba que parara,
no sabía qué hacer con él. Era agradable, pero no iba a hablarle.
West se movió y de repente estaba parado ante mí, mirando
completamente aburrido. El hecho de que su novia acababa de terminar con él y alejado
no parecía clasificar en su escala de importancia. Una persona fría reacciona
de esa manera.
Lo miré y me encontré con su mirada azul oscuro. Largas
pestañas enmarcan sus ojos. No eran tan sorprendentes como los ojos de Nash –estaba
segura de que nadie podría tener ojos tan bonitos como Nash– pero allí hay más que
me falto ver la noche del viernes. Dolor, miedo, desapego. De nuevo, lo mismo
que veía en mis propios ojos cada vez que me miraba en el espejo.
—Joder, ella es más guapa de cerca —dijo West mientras
inclinaba la cabeza hacia un lado y me estudiaba—. No me importa que no pueda
hablar.
Me miraba como si no hubiera tenido mi cara entre sus
grandes manos la noche del viernes. Mi estómago se revolvió en un nudo enfermo.
Conocía lo demente y cruel. Le tenía miedo. Lo viví, fui testigo de ello. Si no
fuera por el dolor y miedo en sus ojos, lo hubiera abofeteado. Pero sólo quería
alejarme de él. Algo lo había deformado, él no era una buena persona. Si bien
yo había decidido no hablar para hacer frente a mi dolor, él había elegido
herir a los demás.
—Es muda, imbécil. No sorda —gruñó Nash.
La sonrisa torcida no correspondía a los ojos de West. ¿No
ven esto sus amigos? ¿No sabían que escondía un dolor que lo atormentaba y lo hacía
ser esta persona horrible?
—No me importa, dulzura. Soy un idiota —dijo, como si
estuviese disculpándose. Pero disculpándose ¿por qué? ¿Por besarme? ¿Engañado a
su novia? ¿Ser un imbécil sin corazón con cada palabra que salía de su boca?
Los que estaban dañados no eran corregibles. Sabía eso muy
bien. Cualquier persona que intentara arreglarlo fallaría. Pero las personas no
nacen cruel. La vida las hizo de esa forma. Al menos, eso era lo que una de mis
consejeras me dijo cuando trató de hablar conmigo sobre mi padre.
Hice un movimiento audaz lejos de West y sostuve mi cabeza
en alto. La mirada dura que le disparé era mejor que cualquier palabra que se
pueda decir. Afortunadamente, él entendió el mensaje, se dio la vuelta y se
alejó.
Lo vi irse, preguntándome si había alguien que supiera por
qué estaba actuando de esta manera. Alguien que conociera la verdad detrás de
su alma cruel. Su novia no lo hacía, o no habría roto con él así. Él mantenía
una confianza que atrajo las miradas, supongo que nadie notó algo más profundo.
Por más que sabía que era un pájaro de mal agüero y quise
odiarlo, lo había oído hablar con su madre. Oí decirle que la amaba. Oí el
dolor en su voz.
—No vayas allí —advirtió Nash a mi lado—. West no es bueno,
cariño. Es uno de mis mejores amigos, pero es un veneno para chicas como tú. Él no se preocupa por nadie.
Nash no tenía que preocuparse. No iría a ninguna parte cerca
de West. Habíamos estado bastante cerca una vez, y él ni siquiera parece recordar.
Nuestro beso no era algo que él pensó en el fin de semana como yo.
Sin embargo, West necesitaba ser salvado. Alguien tenía que acercársele,
para llegar a él. Nadie había sido capaz de salvar a mi padre, y el horror
había seguido su camino de destrucción. West estaba desesperado por ayuda. Eso
lo sabía. También sabía que yo no era esa persona para él. Tenía mis propios
demonios para sobrevivir.
Traducción hecha por el blog con
ayuda de Marcela Hurtado.

¡Buenísima!, Gracias por subir el adelanto :)
ResponderEliminarde nada!
Eliminardemonios, me encanto. !Ya quiero que salga en español.! Gracias por este vistaso!! xD
ResponderEliminarojalá salga rápido!! de nada ;)
EliminarQuiero massss por favor por favor por favor !!!!! 🙏🏼🙏🏼🙏🏼🙏🏼
ResponderEliminarTal vez traduzca alguna que otra escena al azar :)
Eliminarme morire, gracias chicas
ResponderEliminarde nada :)
EliminarGracias por subir este adelante nena ..... ya leí el libro, excelente aunque se desarrolla en medio del dolor de los protagonistas es muy linda la historia.... me gusto mucho..... gracias por mantenernos informados en todo acerca de esta gran escritora Ale :-)
ResponderEliminarde nada! ya quiero leer el siguiente, creo que también será desarrollada en medio del dolor :(
Eliminarme encanto cuando subes el libro completo?
ResponderEliminarEl foro Libros del Cielo esta encargado de traducir el libro, y no dan fechas.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHolaa!! Gracias por el adelanto, ya quiero leerlo. Te pregunto, ¿tienes el pdf en ingles? Me gustaría leerlo pero no lo encuentro; si lo tienes ¿me lo envias, por favor? Espero no molestar.
ResponderEliminarHola! no envío libros en inglés
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